miércoles, 7 de septiembre de 2011

Post.

Se aclaraba el tiempo y el sol caía sobre mis hombros. La noche empezaba a tener un sitio en mi cabeza, y yo aturdido con el ambiente y ahogado de tanta locura, acomodaba la oscuridad en mi pequeña cabeza. No tenía nadie cerca, no había más que silencio, aparente eso sí. Todo era muy aparente. Porque había conseguido abstraerme de todo y buscar ese momento que necesitaba, un momento eterno, un momento de soledad en el que habían miles de personas a mi alrededor y en el que fui capaz de sentirme único. Tan solo sí por pensarlo, porque nos pasamos tanto tiempo sin pensar, que un minuto, lo es todo. Somos sencillos, lo somos, tenemos que aprenderlo y aprender a dominar nuestras limitaciones. Me paso los días luchando por conseguir. Somos mucho, y perfectamente sencillos, jugar con tenerlo todo, puede ser la derrota más perfecta. Aspiraré alto y soñaré con tocar el cielo, lo haré, cuando pueda caer y no hacerme daño.

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